Experiencia Somática
La Experiencia Somática es una forma muy efectiva pero suave de resolver el trauma. Desarrollado por Peter Levine, PhD, en los años 70, ha ayudado a cientos de miles de personas en todo el mundo a liberarse de las limitaciones continuas de los agobios no resueltos.
Se centra en las respuestas de lucha o huida inherentes del cuerpo, y no tanto en el análisis de la historia. Es atractivo para aquellos que han hecho una gran cantidad de terapia de conversación pero saben que los beneficios se han estancado sin una resolución completa de su dolor, miedo o mecanismos de manejo adaptativo.
En las primeras sesiones, uno se da cuenta de que las secuencias de sensaciones son auténticamente suyas y surgen sin guión. Siempre se procesan dentro de los niveles actuales de capacidad, nunca más allá del punto de agobio que reforzaría una sensación de trauma. La curiosidad reemplaza al temor, y uno observa cómo emerge un creciente sentido de competencia sobre la navegación por la vida, además del completo alivio experimentado. Los recuerdos cargados de emociones se convierten en meros recuerdos.
Muchos han oído hablar de las divisiones funcionales del cerebro de reptiles, mamíferos y corteza prefrontal. La función reptiliana tiene que ver con la supervivencia: ¿me lo comeré yo o me comerá él a mí? El mamífero añade emoción a las interacciones. La corteza prefrontal nos permite analizar lo que ha sucedido.
La Experiencia Somática comienza con el nivel reptiliano de respuesta a un agobio inacabado. Se centra en el seguimiento de la secuencia de sensaciones físicas que surgen al traer a colación un recuerdo traumático (si es bien guiado por el practicante de la Experiencia Somática). Se hace evidente que algo en el ser de uno sabe exactamente cómo desenredar el nudo persistente si se le permite hacerlo. Estas sensaciones son reacciones autónomas, que siguen activas en el sistema nervioso incluso años después de un evento. A medida que las respuestas de paso a la acción (simpáticas) siguen su curso, entonces las respuestas calmantes y resolutivas (parasimpáticas) pueden surgir y terminar un ciclo normal de resolución. Todo el mundo ha hecho exactamente esto innumerables veces en su vida, pero si el trauma fue demasiado, los mecanismos protectores de apagado intervienen y la energía de activación se incrusta con predominio de la hipervigilancia o el retraimiento. Una vez que las sensaciones autonómicas físicas se han descargado, se restablece una sensación de seguridad y luego las funciones cerebrales superiores entran en el proceso para su resolución. La emoción surge y se escurre de una manera bienvenida y tolerable y luego se procesa el significado.
Surgen nuevas posibilidades de acción, libres de las tensiones y adaptaciones de los agobios azarosos de la vida. Lo que estabas destinado a ser puede surgir a medida que esos impedimentos se han ido.